¿Cómo va esa vuelta al cole? Durilla, ¿eh? Créeme cuando te digo que lo sabemos, que lo vivimos en carne propia cada año (y lo que nos queda). Bueno, piénsalo desde una perspectiva positiva: ya queda menos para Navidad. Que no es que sea mucho mejor, pero por lo menos es un cambio…
Para nosotros, lo más duro de esa vuelta al cole son las actividades extraescolares, ahora te cuento por qué. El caso es que, con tres criaturitas de 10, 7 y 5 años (el pequeño está rondando por aquí ahora mismo), la verdad es que no sé cómo lo haría sin ayuda doméstica especializada no solo con el tema de las extraescolares, sino con la vida en general.
Extraescolares, el GRAN desafío logístico
Cuando leo a Jeff Bezos dando lecciones de logística me gustaría verlo aquí, organizando la jornada de mis tres fierecillas. Porque, por supuesto, queremos que cada uno siga sus propios gustos y desarrolle sus propios talentos, faltaría más, que para eso somos papás modernos y para eso están las extraescolares, ¿no?
El resultado, claro, es que cada uno de los tres quiere hacer una actividad distinta, en un lugar distinto y a una hora distinta. ¿Y qué pasa? Pues que esto no hay quien lo cuadre. Hay una tarde, la del jueves, que tengo menos de media hora para cruzarme medio Madrid. Y el martes empiezo la “jornada de tarde” a las 3:30 y termino a las 8:30. Y sé de casos peores por ahí.
Resumiendo: muchas horas perdidas en traslados y esperas muertas y muy poco tiempo para… Para todo lo demás, ya se trate de atender nuestro pequeño negocio, de las tareas domésticas (que hacíamos a salto de mata), y por supuesto de nosotros mismos, tanto como pareja como en el plano individual; que un poco de deporte, ocio y relaciones sociales también es necesario, lo dice la OMS.
Los trucos para organizar extraescolares
En un primer momento, cuando todavía teníamos solo un hijo dando vueltas de judo a natación y de informática a teatro, ya nos parecía complicado, pero a partir del segundo ya parecía misión imposible gestionar esas dos agendas. Se nos ocurrió preguntar a “una amiga que entiende de esto”, con más experiencia.
El caso es que nos dio algunas buenas ideas:
- Buscar actividades en una misma zona, al menos por días (o sea, los lunes en Boston, los viernes en California).
- Hacer una selección. A lo mejor hacer cinco actividades extraescolares por cabeza cada semana no es buena idea.
- Concentrar las actividades en un día determinado. Pero esto en realidad no depende de nosotros.
- Animar a los hermanos a hacer una misma actividad; esto es poco de la crianza respetuosa, pero bueno.
Las dificultades para aplicar esas buenas ideas son evidentes. En primer lugar, porque los organizadores de las actividades no están ahí pendientes de a qué hora te venga a ti mejor llevar o recoger a tus chiquillos (qué poco comprensivos…). Y sobre todo, porque si “obligamos” a nuestros hijos a hacer lo que no quieren solo por conveniencia de horarios, al final todo esto pierde mucho sentido.
La solución, no lo dudes: la ayuda de una niñera
Es increíble cómo cambia la cosa cuando puedes recurrir a un poco de ayuda extra. No hablamos necesariamente de una niñera interna, especializada, con conocimientos de puericultura o crianza infantil (que tampoco vendría mal), sino de una persona con vocación y experiencia en el cuidado de niños y las tareas domésticas.
Si esta persona tiene una personalidad dinámica, autónoma y proactiva (tres cualidades que nos parecen muy importantes), la lista de formas en las que puede ayudarte es muy larga:
- Llevar o traer a alguno (¡o varios!) de tus hijos a alguna (¡o varias!) actividades.
- Reunir y meter en la mochila los materiales, sean las pinturas o el kimono.
- Preparar la(s) merienda(s) o la cena.
- “Cubrirte” asumiendo algunas tareas de casa mientras tú vas de expedición.
- Quedarse con alguno de tus hijos en alguna hora muerta.
- ¡Ayudarte a organizar vuestras propias actividades extraescolares!
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