Como ya hemos dicho muchas veces en nuestro blog, cada familia es un mundo y tiene sus propias características y necesidades. Los servicios domésticos de cuidado infantil deben ser acordes a esas necesidades y características. Una de las opciones mejor valoradas es la de contratar una salus para ayudarte en las primeras semanas.
Si no sabes qué es una salus, estás en el lugar ideal para enterarte. En esta entrada te explicamos quién es, qué hace, en qué se diferencia de otras opciones de ayuda a domicilio para cuidar bebés y por qué es uno de los servicios más valorados para ayudarte durante el posparto.
¿Y ese nombre tan raro?
Para empezar, llama la atención el término; ¿qué significa “salus”, por qué llamamos así a estas enfermeras especializadas? Parece que el origen está en las prestigiosas escuelas de enfermería llamadas Salus Infirmorum fundadas tras la guerra civil para dar formación en la asistencia y cuidados de calidad desde un prisma social. Así, “salus” se ha convertido en sinónimo de “enfermera de excelencia”.
De manera más concreta, se entiende que una salus es un profesional de la salud (enfermera o auxiliar de enfermería) especializado en el cuidado de los bebés y sus mamás durante el periodo perinatal, y más especialmente en las primeras semanas de vuestra nueva vida juntos. Los objetivos, en líneas generales, son el bienestar del bebé y la plena recuperación física y emocional de la madre.
Hay que insistir en que esta persona cuenta con una formación especializada académica y con experiencia práctica en el ejercicio de su profesión. Cuando hablamos de una persona sin dicha formación, pero que sí tiene una sólida experiencia profesional en cuidados infantiles, se emplea a veces el término “malus”, que quizás también te hayas encontrado alguna vez.
¿Cómo nos ayuda una salus?
La vuelta a casa tras el parto es el inicio de un verdadero torbellino vital. Aquí se entrecruzan las necesidades del bebé (que por lo general conocemos y entendemos solo a medias, incluso si no somos mamás primerizas), las dinámicas “normales” de la vida (trabajo, compromisos, tareas domésticas, etc.) y el ajuste necesario entre ambas realidades. Y todo esto en un entorno emocional intenso y muchas veces exigente.
En estos momentos no es raro que surjan momentos complicados en los que las mamás (¡y los papás!) nos sentimos bastante desorientados. Desde la mejor manera de curar el cordón umbilical hasta esos pequeños puntitos que le salen a nuestro bebé, hasta la sensación de no tener tiempo para nada, incluyendo para nosotras mismas…
Todo esto suele derivar en cierta ansiedad y en un menor disfrute de estas mágicas semanas. Y aquí entra en juego esa salus, que con su capacitación técnica y práctica experimental nos acompaña en los primeros pasos de la crianza de nuestro bebé, dando consejos, apoyo y comprensión cuando más los necesitamos.
Las cualidades de una buena salus serían…
¿Cuáles son las cualidades que deberíamos buscar en una salus? En primer lugar está, por supuesto, su competencia profesional. Esto está fuera de duda, dado que las salus son profesionales formadas en el ámbito universitario y normalmente especializadas en pediatría, puericultura y cuidados infantiles.
La vocación tampoco falta, y es algo que nos parece fundamental para enfocar una tarea en la que el bienestar del bebé y de la mamá son primordiales. Así, la salus nos ayuda a entender la crianza y el cuidado como una experiencia sin duda exigente pero que se puede disfrutar muchísimo.
Por fin, para señalar la clave de todo esto, está la conexión personalizada con vosotros, familia. La salus os dará las pautas más adecuadas en sintonía con vuestras ideas acerca de la crianza infantil; os asesorará desde una perspectiva emocional con el respeto y la empatía como principios; y os dará esa tranquilidad que os hace falta para que esos primeros momentos sean más tranquilos y felices.
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