Sea cual sea tu modelo de familia, es muy probable que, si tienes niños pequeños, en un momento u otro te veas en la necesidad de buscar ayuda para poder compaginar la crianza con las otras obligaciones y actividades que implica, en mayor o menor medida, nuestra forma de vida: el trabajo, las tareas domésticas, y ese sinfín de pequeñas cosas que nos tienen todo el día ocupados de acá para allá.
Existen distintas modalidades de ayuda para el cuidado de los niños, cada una con sus propias características. Aunque tenemos nuestras preferencias, en esta entrada de nuestro blog te planteamos las principales y señalamos los pros y los contras de cada una de ellas para que puedas orientarte y elegir mejor.
Guardería
Más o menos todos estamos muy familiarizados con el concepto: un centro de cuidado de niños en edad preescolar, es decir, anterior a la escolarización. El objetivo es principalmente la atención de las necesidades básicas de alimentación, higiene, salud y entretenimiento.
¿Y la escuela infantil? Es un concepto más actual, pero similar; si bien la escuela infantil cuenta con un proyecto educativo establecido, lo cierto es que la mayoría de las guarderías están avanzando por el mismo camino y procuran ser más que un “depósito de niños”.
La gran ventaja: lo cierto es que nos cuesta encontrarlas… Pero si hemos de señalar una, podría ser el precio, relativamente asequible.
El gran inconveniente: están los horarios, la necesidad de desplazamiento, un relacionamiento forzado a veces demasiado temprano… Pero, si hay que elegir uno, sin duda, es el hecho de que las guarderías se convierten en reservorios de virus y enfermedades de primera; ¡barra libre de mocos para todos!
Madre de día
La noción de madre de día tiene una trayectoria larga en el entorno europeo, pero lo cierto es que en España es relativamente nuevo (de hecho, la regulación es bastante reciente). En este modelo, una persona con nociones de crianza y puericultura recibe en su casa un grupo muy reducido de niños en su casa.
Así, es un modelo que podríamos denominar “híbrido” entre el de guardería y niñera. Los requisitos implican una formación de la persona cuidadora, como decimos, pero también una adaptación y equipamiento adecuados del espacio de acogida, es decir, la vivienda.
La gran ventaja: destacamos el ambiente familiar que tienen las casas de las madres de día; no es como nuestro propio hogar, pero es lo más parecido que vamos a encontrar.
El gran inconveniente: seguramente sea el precio, que fácilmente triplica el de una plaza de guardería pública y dobla el de una guardería privada.
Niñera externa
Esta opción ha sido durante largo tiempo la que se ha impuesto como solución para ayudarnos a cuidar a nuestros hijos, y es por algo. Una niñera es una persona con preparación y experiencia que viene a nuestro domicilio, sea durante nuestra ausencia o bien al mismo tiempo para auxiliarnos y complementar nuestra tarea de mamás y papás.
Hay que insistir en el aspecto de la formación en puericultura y en la experiencia en la crianza, porque es lo que diferencia a una niñera de verdad de cualquier otra persona que “nos echa una mano”. De ahí la importancia del proceso de selección a la hora de elegir una niñera externa para nuestra familia.
La gran ventaja: varias. Es muy probable que una niñera externa nos saque además de apuros puntuales ejerciendo de canguro. La posibilidad de auxiliar en tareas digamos colaterales (como hacer la compra o preparar la comida) es un plus enorme. El hecho de que el cuidado se desarrolle en nuestra propia casa no tiene precio.
El gran inconveniente: una atención totalmente personalizada y a medida por una persona cualificada tiene que acarrear necesariamente un coste más elevado que otras opciones; recuerda, eso sí, que hablamos de la crianza de nuestros hijos…
Au pair
La figura de au pair es todo un clásico del “dos en uno”; los au pairs, por lo general jóvenes estudiantes, viven un tiempo determinado con familias anfitrionas y cuidan de los niños de la casa a cambio de comida, alojamiento y una pequeña remuneración.
Una opción en ocasiones controvertida por lo que tiene de informalidad, y porque el bajo coste que supone para las familias también se ha señalado en ocasiones como una forma de dumping, competencia desleal o incluso de explotación laboral.
La gran ventaja: exponer a nuestros hijos a un idioma y una cultura diferentes siempre es muy positivo, si bien ya no es algo tan difícil e infrecuente como hace unas décadas.
El gran inconveniente: aparte de las problemáticas legales (contratación, por ejemplo), está el hecho de que la persona no está especialmente interesada en el cuidado de los niños, sino en su propia vivencia. Por lo general no cuentan con ninguna experiencia ni preparación específica. Además, vive en casa, con lo que ello implica en cuanto a intimidad.
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