¿Cuál es la edad adecuada para empezar en la guardería?

¿Guardería sí, guardería no? Y si es que sí, ¿a partir de qué edad? Es un dilema en el que se mezclan las convicciones personales, la necesidad y el burnout parental. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, eso está claro, pero no siempre sabemos qué es y cómo dárselo.

En esta entrada de nuestro blog reflexionamos acerca de cuál es esa edad ideal, y sobre todo acerca de las alternativas que nos deja nuestra forma de vida para criar a nuestros hijos de la mejor manera posible,teniendo en cuenta nuestras circunstancias particulares y las opciones a nuestro alcance.

No hay prisa por “socializar”

Hace unos cuantos años (coincidiendo con la incorporación de la mujer al mercado laboral, qué coincidencia) tanto las necesidades de la vida como los expertos en puericultura y crianza infantil nos incitaban a delegar los cuidados y la educación de nuestros hijos de forma temprana. El argumento más habitual venía a resumirse en la idea de que cuanto antes empezaran a “socializar”, mejor.

Hoy, y aunque el debate sigue abierto y es complejo, esa idea pierde fuerza a pasos agigantados merced a los últimos estudios. Todo (y nos referimos tanto a cuestiones inmunológicas como de desarrollo psicológico) lleva a pensar que no es conveniente ir a la guardería antes de los tres años.

La intuición que todos tenemos y que nos hace pensar en la guardería como un espacio en el que predominan las infecciones y los conflictos parece respaldada por estos estudios que aluden a sistemas inmunológicos inmaduros y a patrones de construcción de la personalidad en los que el juego compartido es secundario antes de los 36 meses de edad.

Alternativas: esfuerzo extra, familia, ayuda profesional

Dicho esto, todos sabemos que no es fácil conciliar la vida estrictamente familiar con otros aspectos como el trabajo, las obligaciones personales, las actividades de ocio… ¿De qué manera podemos evitar una escolarización demasiado temprana y seguir teniendo una vida funcional? Se nos ocurren tres alternativas:

  • El primer impulso es intentar ocuparnos de todo nosotros mismos. Pronto descubriremos que es mucho más complicado de lo que imaginábamos, y prácticamente imposible en familias monoparentales.
  • Lo más habitual es tirar de familia y amigos. Un recurso clásico pero que exige bastante esfuerzo a esas personas, ya que cuidar de los niños, en particular si son pequeños, no siempre es divertido.
  • La opción de buscar ayuda profesional se revela como las más eficiente, ya que contaremos con la ayuda de una persona con formación o con experiencia que colaborará de forma proactiva en la crianza y otras tareas que se necesiten.

¿Qué tipo de ayuda queremos?

Dicho todo esto, sabemos bien que las decisiones que toma cada familia (tanto sobre el hecho de ir o no a la guardería como sobre qué tipo de ayuda buscar) dependen de las circunstancias particulares de cada caso. Todas las opciones son respetables y comprensibles, pero tenemos la convicción de que, si es posible, lo más interesante es buscar ayuda profesional.

Los cuidadores infantiles o las niñeras de día, entre otras opciones, cuentan con la cualificación y experiencia más adecuada para complementar la crianza de nuestros hijos de forma positiva, ayudándonos tanto en las cuestiones directamente relacionadas con la crianza como con todas esas “tareas colaterales” que nos quitan tiempo y nos desgastan tanto física como emocionalmente.

Desde SelectiaHome podemos ayudaros a encontrar a la persona idónea, no solo capacitada y con una trayectoria comprobada, sino que se ajuste al modelo de crianza que queréis en vuestra familia y a vuestras necesidades (en requisitos, horarios, presupuesto, etc.), y asesoraros en las cuestiones legales y administrativas relacionadas.

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