Cuando nos damos cuenta de que necesitamos ayuda para cuidar a esa persona mayor o dependiente para la que queremos lo mejor, la elección de esa persona se convierte en toda una prioridad, casi una obsesión. Ponemos los cinco sentidos en dar con un profesional, sin duda, pero también buscamos ciertas cualidades humanas.
Y a pesar de todo el empeño que ponemos en ello, no es raro equivocarse… ¿Sabemos realmente qué tener en cuenta, en qué fijarnos para escoger a un cuidador de mayores? En este artículo te presentamos los cinco puntos esenciales para hacernos la búsqueda más fácil y apostar sobre seguro.
Que venga avalado por una empresa especializada
La mejor garantía de la eficacia de una persona cuidadora es, sin duda, un proceso de selección previo que tenga en cuenta sus competencias y su historial profesional y personal. Que acredite con criterio que sabe cómo acompañar a una persona mayor o dependiente, que conoce sus tareas y sabe adquirir el grado de compromiso necesario.
En el caso ideal, la empresa que realiza esta selección y pone en contacto a los candidatos con la familia que solicita sus servicios también tiene en cuenta el perfil de esta familia, para tratar de encontrar al cuidador que mejor se adapte a sus necesidades. Asesorarnos por especialistas es el camino más seguro hacia el perfect match.
La cualificación de enfermería no siempre es necesaria…
Existen determinados casos, sobre todo cuando hay una enfermedad específica y un consejo médico que lo indique, en los que necesitaremos contratar a una persona con cualificación en enfermería. Por fortuna, estos casos son una minoría y, contra lo que a veces se piensa, no hace falta ser enfermero para ser un buen cuidador.
Los cuidadores profesionales son personas formadas y con experiencia en tareas de acompañamiento y auxilio, desde a las rutinas de higiene personal a la estimulación de las funciones cognitivas, desde las movilizaciones y la gestión de medicación hasta las pequeñas tareas del hogar hasta la compañía… que a veces es lo más importnate.
…Pero la empatía y la responsabilidad sí lo son
Si tuviéramos que señalar las dos cualidades personales que no pueden faltar en el perfil de un buen cuidador, serían sin duda estas dos. Sin duda la experiencia y la formación son importantes, pero son habilidades que se adquieren, pero la empatía y la responsabilidad se tienen o no se tienen.
Así que, en el momento de entrevistarte con tus candidatos, procura fijarte en esos pequeños detalles que te ayuden a descubrir estos rasgos. Ayúdate con alguna pregunta y observa su interacción con tu familiar. Para informarte sobre esto las referencias son también una muy buena guía.
¿Asistentas internas o externas a jornada completa?
En este caso, deberás examinar tus necesidades específicas para tomar la decisión acertada. Sin duda, un cuidador a jornada completa te permite tener más tiempo para cualquier tarea o actividad sabiendo que la persona cuidada está perfectamente y en buenas manos, pero ¿cómo encaja en tu forma de vida (y en tu presupuesto)?
Algo similar ocurre cuando valoramos la posibilidad de tener un cuidador en régimen interno. Tienes la seguridad de contar con alguien al lado prácticamente las veinticuatro horas del día, pero muchas familias prefieren mantener mayores cuotas de intimidad, o simplemente tienen más tiempo. Es una decisión muy personal.
Procura que la distancia no sea un problema
Si lo más adecuado para tu caso es un cuidador externo, ten presente en que habrá momentos en los que puede surgir un imprevisto y necesites que esa persona venga en tu ayuda con cierta rapidez. En esos momentos, tanto para ti como para él, el factor tiempo es importante, y en ese sentido la proximidad es un punto a favor.
Esto es especialmente cierto en ciudades grandes, como Madrid, donde las distancias y tiempos de desplazamiento son a veces mayores de lo que quisiéramos. Imagínate contar con la ayuda que necesitas para cuidar a tu familiar (o para cuidarte a ti mismo) a un par de paradas de metro…
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